10 de abril de 2008

Psicología, Profesión Y Transformaciones Sociales( Escrito en co autoría por Paula Albanesi, Martina Fernandez Raone y Carlos Alessandro)

Introducción

La idea de este trabajo es tomar algunos momentos en relación a lo referido a la historia de la Psicología en nuestro país, sin dejar de tener presentes aquellos atravesamientos tanto económicos, políticos, culturales como sociales, que le dan un marco y que delimitan el surgimiento de la práctica y el rol de los profesionales psicólogos. Pensamos que podemos situar como ejes las décadas de los 60 y 70, en tanto no podemos pasar por alto el resurgimiento de la democracia de los 80, para al fin, poder cuestionar y deliberar cuales son las prácticas actuales y las significaciones sociales que giran en torno al trabajador de la salud mental. Trabajar la historia pensada desde este pasado reciente, para comprender algunos problemas o cuestiones que están ocurriendo hoy. y de allí poder reflexionar ciertas cuestiones del campo.

Contexto Histórico

Podemos comenzar por describir algunas características del desarrollo de la Psicología en la Argentina durante la década del sesenta. Este período se caracterizó por los profundos cambios sociales y culturales y por la permanencia de una crisis en todos los ordenes: político, económico, social y cultural. De esta manera el conjunto de la sociedad vivió con mayor o menor intensidad situaciones problemáticas, ya que tuvieron lugar huelgas, golpes de estado, alzamientos civiles, secuestros, asesinatos políticos, etc. En esos años hubo una sucesión entre regímenes civiles surgidos de elecciones y gobiernos militares de facto en el ejercicio del poder, que impusieron la militarización del conjunto de la sociedad. En esta etapa se estableció el denominado “campo de la salud mental”, donde la psiquiatría dejó de ser la profesión exclusiva que curaba las “enfermedades mentales” y debió convivir con otras disciplinas como la Psicología, la Psicopedagogía, la Antropología, la Sociología. Entre ellas, el psicoanálisis adquirió un prestigio inhabitual que influyó en todas las áreas del saber.

Comenzaremos nuestro análisis a partir del año 1957, porque allí se desarrollan tres hechos fundamentales para esto que comienza a denominarse el campo de la salud mental. En primer lugar se crea el Instituto Nacional de Salud Mental. Esto quiere decir que antes de la creación de este instituto, las prácticas en el área de lo psi, de la subjetividad, eran patrimonio de los psiquiatras. A partir de generarse este nuevo espacio, se abre el área a otras profesiones: psicólogos, psicoanalistas, y luego asistentes sociales y psicopedagogos. Es decir, empiezan a aparecer experiencias que trascienden el campo médico. En segundo lugar se crea la carrera de Psicología en Buenos Aires. Si bien ya se había creado en las universidades de Rosario, Tucumán, y San Luis, en la facultad de Buenos Aires tuvo mucha importancia ya que se produce una inscripción masiva, además de orientarse hacia una formación casi estrictamente psicoanalítica, con lo cual aparecen una serie de peleas y luchas que transitan toda la década del 60 donde por un lado, se forman psicólogos que no están habilitados para ejercer la práctica clínica, pero además se forman aquellos dentro del psicoanálisis que no están habilitados tampoco para ejercer la práctica del mismo. La Asociación Psicoanalítica Argentina (creada en 1943, entre otros por Pichón Riviere, Raskovsky, Langer y Garma) fue la que orientó los primeros años del rol profesional, definiendo una impronta a la clínica y al quehacer psicológico, que marcó un sello de identidad para generaciones de psicólogos que aprendieron a pensar el discurso social en términos de modelos intrapsíquicos. El tercer hecho importante que aparece en el 57 es la creación del Servicio de Psicopatología en un hospital general (el Hospital Lanús) a partir de Mauricio Goldemberg. Hubo otros servicios anteriores, pero el del Lanús adquiere una importancia fundamental a partir de la gente con la que trabaja Goldemberg. Tanto psicoanalistas como psicólogos empiezan a desarrollar experiencias que para esa época eran importantes, en tanto trascendían todo el trabajo estrictamente médico que imperaba. Estos tres acontecimientos determinan porqué en el 57 aparece una ruptura con la psiquiatría manicomial dentro del campo de la salud mental. Estos hechos tampoco aparecen por casualidad, obedecen a un clima a nivel mundial donde el tema de la salud mental y del trabajo comunitario, estaba ligado a lo que en esa época se conocía como el estado de bienestar, que otrogaba ciertos beneficios a los sectores oprimidos. Específicamente en nuestro país coincide con la etapa del desarrollismo del gobierno de Arturo Frondizi, cuyo objetivo era el fortalecimiento y desarrollo de las industrias de base, y utópicamente pensar un capitalismo desarrollado en la Argentina. Esta política continúa con la dictadura de Onganía. Dentro de la dictadura se permiten ciertas experiencias en el campo de la salud mental, como las experiencias comunitarias. Todo esto surge en un clima en donde el rol del psicólogo era de “agente de cambio”. ¿Qué significaba eso? Que apuntara a generar tanto un cambio social como personal, que ayudara a la gente a transformar su vida y a vivir de manera más armoniosa. El agente de cambio era quien podía hacer algún desvío de lo establecido, del orden en la institución a la que las que concurrían. Había un clima de cambio en donde la juventud, los profesionales y los estudiantes compartían el imaginario de que todo podía ser modificado y transformado. De allí la necesidad de generar iniciativas, experiencias nuevas; de poder transformar el campo de la salud mental y pelear con ciertas formas tradicionales de la psiquiatría: la manicomial, que se daba en la apertura a la comunidad. No se concebía la universidad sin trabajo en la comunidad.

En el inicio de la década del 70, el rol del psicólogo pasa a ser de “agente de cambio” a “trabajador de la salud”, rol que se fue consolidando. Se consideraba que los psicólogos eran tan trabajadores como los obreros, y no se quería que un título universitario marcara una distancia con respecto a otros trabajadores. Se trabajaba con grupos, en asambleas universitarias, con una fuerte tendencia al psicoanálisis. La formación universitaria se completaba con grupos de estudios. Las asociaciones de psicólogos procuraban atender los requerimientos básicos para la formación de los profesionales organizando diversas actividades, aunque estas no contaban con el resguardo ni con las condiciones que conlleva el ámbito universitario, podría decirse que era una formación académicamente informal. Esto da cuenta del atravesamiento del marxismo en el psicoanálisis, unión que nunca llegó a cumplirse, pero que marca la implicancia de la ideología en la profesión.

También se realizaban supervisiones gratis. Surge la necesidad clara de declarar la autonomía profesional. Ya existían los primeros psicólogos graduados de universidades argentinas, profesionales con título que los habilitaba, pero no había una ley que regulara la práctica para ejercer la profesión (esto lo podremos ver más adelante con la introducción de los códigos de ética y la ley de ejercicio profesional).

Un fenómeno que es digno de mencionar es que los psicólogos empezaron a enseñarle a otros psicólogos y masivamente comenzó el ejercicio de la docencia por los mismos, ya que anteriormente los docentes eran médicos u otros profesionales. En esta década, en las universidades privadas también se desarrollaba la carrera de psicología, que tuvo un importante impulso debido a las restricciones e inestabilidades que sufrieron las universidades publicas.
En estos mismos años surge una importante organización profesional y gremial: COPRA (Confederación de psicólogos de la República Argentina). Nacen dos grupos: “Plataforma”, que era la coordinadora de los trabajadores de Salud Mental y “Documento”. Se le dio un gran fomento a los organismos de tipo gremial-profesional, profesional-universitario y gremial-no universitario. La acción laboral fue defendida y los reclamos gremiales fueron más concretos por estar los psicólogos muy bien nucleados en este gremio.

Estos grupos (documento y plataforma) rompen con la A.P.A. La Asociación intentaba ser políticamente prescindente; pero es muy difícil mantenerse prescindente frente a groseras violaciones de los derechos humanos. Intervenir, era muy peligroso, se había implantado el terror, reinaba el miedo.

La A.P.A. decidió mantener perfil bajo.

La subversión, fue desapareciendo lentamente, con lo que el régimen militar perdía justificación; la resistencia al autoritarismo, a la corrupción, la ilegalidad, crecía; el gobierno militar muy acorralado, cayó en 1982 con la vuelta de la democracia.

A partir de la posición neutral sostenida por la A.P.A., se formaron estos grupos fuertemente politizados, especialmente Plataforma, en menor medida Documento. Ambos coincidían en criticar fuertemente a la organización de la asociación y a su forma de funcionamiento. La consideraban obsoleta, poco democrática, sostenían que la estructura de A.P.A. estaba edificada, más para defender los intereses de clase y el estatus económico de los analistas que para promover el desarrollo del psicoanálisis y sus propuestas renovadoras.

La escisión de los 70 (Grupos Plataforma y Documento) “partió” el psicoanálisis en dos: uno que siguió fiel a la clase media que lo produjo y lo consumió y que quedó ligado a las instituciones oficiales dependientes de la I.P.A. y a las asociaciones lacanianas más tradicionales; y otro mucho más ligado a lo social que acompañó los procesos revolucionarios, a los movimientos políticos y que trascendió los límites de clase.

La mayoría de los miembros de A.P.A. disentían con las actitudes de los renunciantes, sin embargo muchos de los que no renunciaron pensaban que había mucho que cambiar en la asociación.

Las opiniones entre los que no renunciaron, se fueron polarizando en dos posiciones: las de los que pensaban que todo estaba bien como estaba, ("conservadores") y las de los “renovadores”. Pero lo cierto es que, desde Plataforma, el psicoanálisis argentino no volvió a ser el mismo, y la asociación, pese a las modificaciones democráticas que las circunstancias económicas y políticas le impusieron, tampoco volvió a recuperar le hegemonía de entonces.

¿Por que Documento? Sus miembros presentaron un proyecto de reestructuración de los procedimientos del análisis didáctico en la A.P.A.

Podemos sostener que Plataforma y Documento fueron responsables de un aporte significativo a la identidad del psicoanálisis argentino, y a su relación con el psicoanálisis global. Podemos contrarrestar esto con lo sotenido por la Asociación Psicoanalítica Argentina (institución académica sin fines de lucro), que tenía los siguientes objetivos:
· El desarrollo y difusión de la ciencia psicoanalítica.
· La cooperación con otras asociaciones: psicoanalíticas, científicas y culturales.
· La formación de psicoanalistas.
· Fomentar la investigación psicoanalítica y la extensión universitaria del psicoanálisis.
· Mantener los estándares éticos y profesionales de sus miembros. Si bien la A.P.A. se caracteriza por sostener un pluralismo teórico, tanto en la formación de nuevos psicoanalistas, como en la formación permanente y el debate científico. Este pluralismo se concibe en el respeto y estudio de todos los esquemas referenciales que parten del legado teórico freudiano, concibiendo de esta manera su vitalidad científica. Y plantean al psicoanálisis como una disciplina científica que estudia, investiga y describe el alma humana: cómo se forma, cómo se desarrolla, cómo está estructurada y cómo funciona. Todo esto en sus aspectos así llamados "normales" o sanos. Y también cómo se enferma y cómo se cura.

La década de los 80 fue una época marcada por el miedo que había dejado la dictadura en toda la sociedad, y particularmente en lo que nos atiene en la práctica del psicólogo. La recuperación de la democracia en 1983 reabrió la posibilidad de legislar el ejercicio profesional de la psicología y crear el Colegio Profesional. Muchos años de práctica específica y en ese momento treinta años de historia y trayectoria académica habían legitimado nuestros derechos que concluyeron en la sanción de la ley. Con la vuelta a la democracia, podemos plantear los hechos mas importantes de esta década:
· El Consejo de Rectores de Universidades Nacionales reconoció las incumbencias del psicólogo en los diversos ámbitos.
· La reapertura de la carrera que tuvo lugar en el año 1984.
· La Promulgación de la Ley Nacional del Ejercicio de la Profesión ( ley 32.227 ) en 1985 y la sanción de la Ley 10.306 de Ejercicio Profesional de la Psicología, que crea el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires.
· Todas las carreras de psicología fueron reabiertas y se produjo una masificacion de inscriptos en todas las provincias, excepto en la Universidad de San Luis.
· Se crearon facultades de psicología y esto conllevo una mayor independencia institucional y académica de los estudios psicológicos.
· La carrera se organizó considerando a la psicología como disciplina científica y como profesión, proponiendo una formación plurivalente sin especializaciones en el grado.
· En 1987 comenzaron a funcionar los colegios profesionales.
· En 1989 fue aprobado el código de ética. Este Código proporciona un conjunto común de valores sobre los cuales los psicólogos construyen su trabajo científico y profesional. El propósito de este Código es proveer tanto principios generales como reglas de decisión que cubran la mayoría de las situaciones con que pueden encontrarse los psicólogos. Su objetivo principal es orientar el ejercicio profesional de los psicólogos atendiendo a la protección de los individuos y los grupos con los cuales los psicólogos trabajan.

Los planes de estudios de la carrera fueron rediseñados recreando el espíritu de esta nueva etapa democrática y considerando los requerimientos técnicos del planeamiento curricular especifico en Psicología. Los finales de la década encuentran a los psicólogos trabajando a nivel institucional en educación y en acción social, con grandes reconocimientos, pero también con dificultades de incorporación suscitados por los problemas que se generan a la hora de concursar en una carrera Profesional Hospitalaria, ya que no se reconocen las residencias y las concurrencias. Esta década sirvió para el afianzamiento de la Psicología con un perfil profesionalista, marcada por la actividad académica y el libre desarrollo cultural y de las condiciones de investigación. Comienza la difusión del pensamiento de Jacques Lacan en la actividad privada y en las universidades. Si bien hubo un acento en esta orientación, la búsqueda de nuevos espacios diferenciados del psicoanálisis generó alternativas teóricas

Conclusiones:

Resumiendo, podemos calificar el rol del psicólogo, para lo cual contamos con dos categorías generales: "agente de cambio" y "adaptador social". Ana María Fernández dice al respecto que el primer período del psicólogo como agente de cambio, en la invención de un rol profesional, era que iban al hospital gratis todas las mañanas, hacían docencia en la facultad, se analizaban gratis, se supervisaban.“No estábamos en instituciones cerradas como la A.P.A., pero estudiábamos y nos formábamos mucho. Y teníamos una vocación institucionalista”, dice Fernández. Se trabajaba con grupos, con asambleas comunitarias, con asambleas de sala, el recurso individual era algo más. El psicólogo argentino creció en la creencia de que la psicología es clínica y bajo la hegemonía del psicoanálisis, lo que ha generado el conocido hecho de que Buenos Aires, sea la capital de dicha práctica, por el número de analistas y la fecundidad de su producción teórica. La responsabilidad individual de cada psicólogo es aspirar a normas de conducta lo más elevadas posibles. Los psicólogos respetan y protegen los derechos humanos y civiles y no participan en forma deliberada, ni consienten, prácticas discriminatorias. El desarrollo de un conjunto dinámico de normas éticas para las conductas relacionadas con el ejercicio profesional de un psicólogo, requiere de un compromiso personal de toda la vida para esforzarse por actuar de manera ética; requiere asimismo fomentar el comportamiento ético de los estudiantes, supervisados, empleados y colegas, y cuando sea necesario, consultar con otros acerca de los problemas éticos.

Bibliografía
·
www.topia.com.ar . Vainer y Carpintero “Cambios sociales y culturales de la década del sesenta y el auge del psicoanálisis en la Argentina”.
· Carpintero y Vainer “Las huellas de la memoria” Introducción de Ulloa. 2004
· “Qué es A.P.A?” – “Qué es psicoanálisis?”.
www.apa.org.ar
· Klapenbach, Hugo. “El título profesional de psicólogo en Argentina. Antecedentes históricos y situación actual”. En Revista latinoamericana de Psicología. Vol. 32 Nº3, Año 2000.
· Fernández, Ana María. Conferencia dictada en el curso: Psicología como profesión, dirigido por J.C.Dominguez Lostaló. F.H.C.E. Col. De Psicólogos Distrito XI. Junio 1996



No hay comentarios.: